Ciencia y Existencialismo

Me piden que hable sobre Ciencia y Existencialismo aunque el artículo me ha salido más variado, disculpa que me haya alejado de la idea central. Las discusiones entre creyentes y no creyentes, ciencia y religión relacionados con la naturaleza humana es un tema que da para varios libros. La evolución conduce a la interpretación genética y a como se modifican los genes que son los que nos han formado.  La comprensión de nuestra naturaleza esta en nuestra información genética. Referencias: ciencia, religión, genética, existencialismo.

 autobus

 Los eslóganes que aparecen en los autobuses sobre las creencias religiosas como «Dios probablemente existe…» o «Dios probablemente no existe…», inducen a confusión. El cálculo de probabilidades es útil cuando tenemos una gran cantidad de datos sobre los que queremos obtener información. Si no es así, el cálculo probabilístico no sirve de nada, por ejemplo, supongamos que en mi clase de física hay solamente dos alumnos (que tampoco es mucho suponer) y al final del cuadrimestre un alumno obtiene una cualificación de Matrícula de Honor 10 y el otro de suspenso 0. Bien, el cálculo de probabilidades dirá que en promedio los dos alumnos han aprobado con un 5.

 Podemos hablar probabilísticamente de la población, efectuar cálculos estadísticos y determinar su comportamiento ante determinados eventos, como la decisión de voto, que película es la más vista, donde va la gente de vacaciones… pero descerebradas. El cerebro es una entidad individual y las creencias, voluntades y religión forman parte de esta entidad individual.  Pero no olvidemos que el ser individual está inmerso en una especie y esta ha evolucionado de otras, de manera que tenemos caracteres parecidos.

Es difícil distinguir entre lo individual y lo colectivo, la religión es individual la ciencia es colectiva, aunque perteneciente a un colectivo minoritario, se hace entre muchos científicos incluso de épocas diferentes, vean «Galileo, Newton, Maxwell y Einstein». Claro, dirán la religión también es colectiva puesto que existen colectividades religiosas, cristianos, musulmanes, judíos, etc… pues no. La religión forma parte del individuo al tiempo que adopta las creencias de otros, al igual que la moda, un famoso decide ponerse unas gafas negras y teñirse el pelo de rubio y mucha gente lo imitara. No hay modificaciones sobre esta moda, si hay una modificación es otra moda.

Igual podríamos decir del uso de las técnicas contraceptivas, uno de los grandes males de los países más pobres es la superpoblación. Una familia  no puede mantener a diez hijos, sería preferible que tuviera uno bien alimentado y educado, pero no, prefieren tener diez viviendo en la miseria. La iglesia católica condena la planificación familiar, la anticoncepción y el aborto al mismo tiempo que la lógica científica con sus organismos internacionales aconsejan todo lo contrario. Solo dentro del fanatismo religioso individual se entiende esta elección. Podría poner el ejemplo de la eutanasia, es una elección individual, que se opone a una colectividad.

Nuestra colectividad como especie no se encuentra aislada, vivimos en el tercer planeta de un sistema estelar alejado del centro galáctico, observamos y estudiamos a las otras especies del planeta como si nosotros fuésemos distintos, como si no fuésemos también animales. ¿Pero que es un animal? La palabra animal viene de ánima (alma), Aristóteles estudio profusamente a los animales sin distinguirnos a nosotros de los demás. En definitiva, los  animales somos organismos multicelulares heterótrofos altamente especializados. ¿Cómo se ha llegado a esta afirmación?, ¿cómo se ha llegado a conocer nuestra naturaleza humana?. 

La nueva cultura europea se origino en 1453 con Cosimo de Médicis, el banquero más rico de Florencia, inspirado en una disertación de Geminthus Pletho (ya a la edad de 80 años) sobre Platón, fundó en 1453 una escuela de pensamiento griego a la que llamo Accademia. Nombre sacado del jardín consagrado al héroe Academos donde Platón enseñaba en Atenas. Este acontecimiento marca el origen del renacimiento de la cultura en Europa. En la Accademia se reunían estudiosos de diversos temas dirigidos por Marsilio Ficino, el hijo del médico del hijo de Cosimo. Ficino era un apasionado de Aristoteles pero empezó a escuchar las clases de Platón que impartía Argiropulos y experimento una crisis de conciencia, empezando a perder su fe cristiana mientras se formaba para el sacerdocio. Empezó a traducir a Platón y a lo largo del tiempo formo una congregación de discípulos creyentes en el misticismo platónico que convivía con las creencias católicas. Practicaba la astrología como ciencia basada en la observación y el cálculo que permitía la predicción. Coopernico y Kepler era de la misma opinión.

La astrología tenía una utilidad política, utilizando y manipulando sus cálculos en beneficio de los intereses del momento, no puedo evitar hacer la analogía con las predicciones probabilísticas sobre el cambio climático que realizan los ordenadores del IPCC utilizado para fines políticos.

Discípulo de Ficino fue Pico della Mirandola, gran erudito y con una fe muy particular, humanista y cristiana. Rechazaba gran parte del pensamiento aristotélico y sostenía que la naturaleza humana estaba en la libertad de acción que Dios había otorgado a Adán antes del pecado y que la redención le había devuelto. Creía que el ser humano era superior a las demás criaturas vivientes y con la potestad de determinar su propia naturaleza a su libre albedrio. En el siglo XVII, John Locke decía que no existen instintos innatos en el ser humano, la experiencia y solo la experiencia determina la condición humana. David Hume en el s. XVIII nos dice que existe una gran uniformidad en las acciones de los hombres de todas las naciones y edades, y que la naturaleza humana permanece la misma en lo que respecta a sus principios y operaciones.

Los existencialistas, y en especial Jean-Paul Sartre (1905-1980) creían que el hombre carece de naturaleza. La condición humana se adquiere con la existencia y la libertad de elegir nuestra propia naturaleza, con lo que volvemos al encuentro de las ideas de Pico della Mirandola.

Desde que en 1859 Charles Darwin publico «El origen de las especies por medio de la selección natural» la evolución biológica es indiscutible. Las especies evolucionan, cambian y se extinguen. Una vez aceptado este conocimiento todo ser viviente actual es consecuencia de la variabilidad genética acoplada a un medio ambiente. El resultado depende de factores aleatorios, como las mutaciones, la multiplicación del número de cromosomas, la deriva genética, la recombinación sexual y la simbiosis.

Pero sobretodo de los recursos energéticos y a la competición por esos recursos escasos, lo que Darwin llama la lucha por la supervivencia. Si no hay acoplamiento al medio ambiente cambiante, la especie se extingue. Podríamos decir que según los existencialistas tenemos la libertad  de escoger, pero nuestro bagaje genético nos condiciona mucho más de lo que creemos.

La teoría de la evolución no es hoy en día la idea de la selección natural de Darwin, se ha avanzado mucho y la evolución biológica es evolución genética. Evolución de una información, aquella que es capaz de formar a partir de muy poco a usted, a mí, a un chimpancé, un elefante, una hormiga, un almendro, un gusano o una bacteria, a cualquier ser vivo. La modificación genética no se crea constantemente, se recrea, es decir no parte de cero continuamente sino por modificación de los genes ya existentes. Nuestros cromosomas almacenan genes que podríamos llamar fósiles genéticos de nuestras especies anteriores, son recuerdos de cuando éramos peces, medusas o bacterias. Inactivos actualmente porque no tienen utilidad, pero quien sabe en un futuro de un millón de años.

No quiero extenderme en la evolución genética, sino más bien en un apartado concreto relacionado con la naturaleza humana de la religión. ¿Es la religión un producto de nuestra evolución? ¿Determinan algunos genes el carácter religioso? Según Pascal Boyer el comportamiento religioso puede ser considerado parte de las capacidades naturales humanas, como la música, las relaciones familiares, los sistemas políticos y las relaciones étnicas.

El resultado de la capacidad de imaginarnos situaciones ficticias para relacionarnos socialmente, como cuando un niño se imagina que es un gran jugador de futbol para sentirse integrado en su grupo de amigos, aunque en la realidad no tiene ni idea de lo que es una pelota. Se ha creado un personaje ficticio, mas allá puede crear relaciones con amigos imaginarios, familiares desaparecidos, héroes invisibles o novias inaccesibles. De ahí a imaginar espíritus, dioses y demonios que no se ven pero que condicionan nuestra vida social solo hay un pequeño salto.

Quien de pequeño no ha sido atraído por el inconsciente de ir por la acera y sentir la necesidad de pisar solo las baldosas de un determinado color, o cruzar la calle siempre por el mismo sitio, o hacer los exámenes siempre con el mismo bolígrafo. Son rituales almacenados en nuestro cerebro asociados a la protección del peligro, como recuerdos fósiles de cuando teníamos que protegernos de no ser devorados por un depredador. Me viene a la mente la imagen de las pisadas de Laetoli, un yacimiento del Paleolitico inferior (3,6 millones de años) situado en Tanzania  donde se distinguen fosilizadas las pisadas de tres homínidos unas dentro de otras. Los más pequeños pisan por donde pisa el mayor, quizás para jugar, quizá porque es más seguro.

En definitiva, las conexiones neurales determinan nuestro comportamiento religioso, al igual que el lenguaje. Según en qué entorno cultural nos eduquemos adquirimos una determinada lengua y religión.

En palabras de Pascal Boyer «Las aserciones religiosas sobre la pureza, la suciedad y el peligro oculto de los demonios al acecho estimulan esos mismos sistemas (conexiones neurales), y hacen que las precauciones rituales resulten intuitivamente atractivas».

También dice: «La incredulidad suele ser el resultado de un esfuerzo racional deliberado contra nuestras predisposiciones naturales». Este esfuerzo racional se basa o tiene que basarse en algo objetivo, para ello hay que recurrir a la ciencia. La ciencia explica o intenta explicar el funcionamiento del universo a partir de leyes naturales que no surgen de un ser divino, esto hace incompatible la ciencia con la religión. La ciencia se basa en la observación, el lenguaje matemático para formular leyes y la comprobación práctica de estas leyes. La ciencia hace preguntas a la propia naturaleza y esta contesta, podemos discutir si entendemos la respuesta o como la entendemos, pero discutimos sobre confirmaciones empíricas, deducciones matemáticas y razonamientos lógicos. La religión no se discute, hay que hacer un acto de fe y creer en lo que nos dicen porque si y lo aceptamos puesto que forma parte de nuestro desarrollo antropológico, de alguna manera estamos programados para creer.

Es decir para no creer hay que utilizar la razón y la ciencia, esto confiere a los ateos la categoría de colectivo minoritario. Y los colectivos minoritarios sabemos por experiencia que estamos mejor callados.

Por Carles Paul

Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Barcelona, Master en Física y Matemática Aplicada por la Universidad Politécnica de Cataluña y Master en Historia de la Ciencia por la Universidad Autónoma de Barcelona. Técnico Experto Evaluador Europeo. Profesor titulado de física y matemáticas de la Politècnica de Mataró, des de 1991. Director Científico de Innovem.

2 comentarios

  1. Algo es probable cuando su probabilidad es distinta de cero (suceso imposible). El equívoco surge al utilizar, erróneamente, probable como sinónimo de «muy probable», es decir, que su probabilidad está muy cerca de uno (suceso seguro).
    «Probablemente Dios existe» o «probablemente Dios no existe» son dos frases igualmente tontas y vacías de contenido. Lo único que quieren decir es que la existencia de Dios ni es un suceso seguro ni es un suceso imposible. ¿Y para eso contratamos la publicidad en un autobús, que debe ser carísimo?

    Saludos, Carles.

  2. La religión, bajo mi punto de vista, es la respuesta a las preguntas sin respuesta.
    La ciencia a lo largo de los siglos a ido desvelando poco a poco las respuestas a algunas preguntas sin responder. Estoy acabando de leer un libro titulado ¿Es Dios un matemático?, y la verdad me parece fascinante como deja entre ver que en caso de existir (acto de fe) seguro que era matemático ya que todo lo que nos rodea es matemática o se puede representar matemáticamente.Lo desconocido causa temor, lo conocido causa respeto.De ahí,que aunque seamos una minoría realmente somos una mayoría. La evolución nos ha dotado de una materia gris llamada cerebro (en algunas personas más desarrollada que en otras) que nos permite la libertad de pensar.
    «Nos pueden quitar la família, los amigos,los bienes, incluso la libertad…pero nunca nos podrán arrebatar el conocimiento».

    Saludos Paul

    CVB

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